DOGME 95
Cae la tarde. En la oficina, a media luz, Manuel Martí y el Niño Rodríguez, hablan, se interrumpen, complementan sus ideas.
Manuel Martí habla pausado, entrecortado, como si cada letra que pronuncia pidiera permiso para salir. El Niño Rodríguez es más bien todo lo contrario. A él las palabras le fluyen con sólo abrir la boca.
Más conocidos como Manu & El Niño, la dupla trabaja hace ocho meses en La produ pero aclaran: “Estamos en La produ, pero no somos de la produ. Es como una especie de sociedad cooperativa simbiótica, por decirlo de algún modo”.
-¿Cómo y por qué decidieron sumarse a La produ, a pesar de tener su propia empresa?
-Niño Rodríguez: La razón es la siguiente: prácticamente todas las publicidades algo de animación tienen. Entonces, a La produ le venía bien tenernos a nosotros para eso, y a su vez, a nosotros nos sirve estar dentro de su estructura. Pero igual, nosotros les presupuestamos a ellos y ellos a nosotros. Es un arreglo que garpa para las dos partes.
-Se llevaron la mención especial de La nueva dirección, ¿por qué decidieron participar y cómo recibieron el premio?
-N.R.: Cómo nos cayó el premio? Bien, nos gustó, como a cualquiera supongo. Siempre es lindo.
-M.M.: La decisión de participar provino directamente de La produ. Nosotros conocíamos el Fiap de nombre, ya que nunca participamos. Todos los certámenes donde ganamos premios o nos solemos presentar tienen que ver más con el cine propiamente dicho y no con la publicidad como el Fiap. El producto que presentamos era nuestro pero a La produ se le ocurrió presentarlo ahí.
-¿Cómo surgió Dogme 95?
-N.R.: Surgió, como todo, de una pavada. El Dogma 95 es una propuesta de unos cineastas daneses, que tuvieron su cuarto de hora, y un día mostraron un decálogo de la pureza del cine. Entre otras cosas, decían que había que filmar sin música, sin fílmico, sin efectos especiales, sin diálogo regrabado...
-M.M.: La idea era ver si las películas seguían siendo buenas si le sacábamos todo eso. Y quedó como un experimento ultra cool y pretencioso.
-N.R.: Lo cómico era que lo que para ellos significa pureza para nosotros es el método habitual porque no gastás un mango!
Entonces, nos preguntamos cómo hacer un dibujo animado siguiendo estas reglas; la única forma era hacer como libristas, que vas pasando las hojas y ves al dibujo moverse. Después hicimos los guiones, buscamos voces auténticas danesas y lo hicimos.
-M.M.: Con uno de los tres cortos que presentamos en La nueva dirección participamos el año pasado en Telefé Cortos y salimos finalistas. Pero se ve que a Fabián Bielinsky, que había sido jurado también en esa oportunidad, le quedó dando vuelta la idea y esta vez decidió premiarnos.
-¿Cuánto tiempo les lleva la producción de un corto?
-N.R: Ese corto, particularmente, lo hicimos en un día. Nos reíamos mucho porque hubiera sido el colmo que ganemos nosotros. Mientras yo dibujaba, él buscaba los audios, lo filmamos, lo editamos... y ya está, en un día. Encima, lo hicimos el último día que se permitía presentarlo. Si ganábamos los demás nos linchaban.
Pero, más o menos, esa es la forma de laburar que tenemos para todo. Todo empieza con un: “Che, ¿qué pasa si...?”
-O sea que problemas de tiempo ustedes no tienen...
-M.M: Bueno, depende la técnica. Igual, lo que nos demanda más tiempo es llegar a esa forma en que queremos hacerlo. No nos gusta hacer las cosas de la manera en que se supone que deberían ser hechas. A parte, generalmente esas maneras suelen ser demasiado caras.
-N.R.: Lo divertido es inventar. A parte, si no nos divertimos nosotros, no se divierte nadie. Lo bueno es que los dos tenemos los suficientes elementos técnicos como para poder preguntarnos constantemente “¿y esto así cómo sería?”. Entonces, lo que ofrecemos como producto es algo inédito. Yo siempre digo, el ojo se acostumbra muy rápido a todo. Por eso si le muestran algo que ya vio, el efecto es menor; en cambio, si vos pones en el medio de la tanda algo hecho con una técnica nueva tiene un valor suplementario.
-M.M.: No quiere decir que sea bueno lo que hacemos. Pero que es nuevo, seguro.
-¿Esa forma de trabajar no les genera problemas con las agencias y los clientes?
-M.M.: Y... hay como una idea implícita de querer llegar segundos. Pero al primero es al que mejor le va.
-N.R.: Lo que pasa es que nosotros somos concientes de que en la publicidad suele trabajarse con referencia a algo ya visto. Entonces, para resolver ese problema, primero hacemos nuestros propios cortos, lo que nos permite, a la hora de presentarle un trabajo al cliente, mostrarle un trabajo anterior, nuestro, que sirve de referencia.
Reconociendo que lo que nos divierte es hacer experimentos y sabiendo que lo que se busca es algo ya hecho para transformarlo en publicidad, muy bien, felices de la vida, nosotros hacemos nuestros experimentos y que vengan a contratarnos por lo que hacemos. Es como dar vuelta los términos de la acumulación económica. No espero que vengan a invertir, produzco para que vengan a invertir. Ese es nuestro único invento. Y hasta ahora rinde.
-M.M.: Nuestra idea es, en la medida de lo posible, filmar lo que queremos, con la técnica que queremos, como un paso previo a la contratación del cliente. Así cuando vienen los clientes tenemos un corto ya hecho como a nosotros nos gusta para mostrarle. Hoy en día, los costos de producción son relativamente bajos, lo que nos da la posibilidad de no esperar a las marcas para experimentar.
-N.R.: No esperamos que vengan a auspiciarnos. Nosotros lo hacemos de gusto, porque nos divierte y porque francamente es lo único que sabemos hacer. Es como que dimos vuelta el proceso capitalista: primero producimos nuestros cortos, eso nos genera trabajo y el dinero para poder seguir produciendo nuestros cortos y vuelve a empezar el círculo.
-M.M.: Con la cantidad de gente que hay actualmente en el medio, si no sos distinto y único, mejor que te dediques a otra cosa.
-N.R.: Tampoco es que sea una actitud programada. Nos sale ser y trabajar así. Si no, nos pasaríamos la vida esperando que llegue el comercial de nuestros sueños.
-¿Cómo se complementan el trabajo?
-M.M.: Generalmente, el Niño es más analógico y yo más digital.
-N.R.: Es una buena definición.
-M.M.: Él es más artesanal y yo soy más técnico. Si bien la formación de los dos viene del arte, yo soy arquitecto y el es licenciado en bellas artes.
-¿Cómo comenzaron a trabajar como dupla?
-N.R: Ya nos conocíamos, éramos bastante amigotes. Arrancamos haciendo experimentos, tranqui. Supongo que hubo una idea y probamos a ver qué pasaba.
En realidad todo nuestro laburo es muy orgánico, en todo sentido: la manera en que nos complementamos, cómo fuimos evolucionando y lo imprevisible de nuestro laburo.
-¿Hay algún aspecto del otro al que tuvieron que acostumbrarse sin remedio?
-M.M.: Es rosarino, punto.
-N.R.: Y vos arquitecto...
-M.M.: Lo bueno es que no hay competencia interna.
-N.R.: En lo que respecta a laburo específicamente, no nos pisamos en nada. Es muy divertido porque en diez mil boludeces uno dice blanco y el otro negro, pero en cosas tan cotidianas como la comida, el clima, en todo.
-¿Cómo llegaron al cine?
-N.R.: Yo empecé a dibujar a los 15 años en una revista. De ahí pasé a hacer ilustraciones en diarios y revistas argentinas y como un pasó más en la carrera pasé a dibujar para publicidad y de ahí a la creación de animación.
-M.M.: Yo hice por más de diez años la escenografía de CQC. Trabajé como director de arte en Flehner Films hasta que dije: lo bueno es ser director y no sólo de arte.
-¿Por qué decidieron crear su propia empresa, Carne!?
-N.R.: Laburamos mucho en diferentes productoras hasta que dijimos: bueno, ya es hora de producirnos nosotros mismos.
-M.M: Cada uno cumplió todos los roles posibles dentro de la máquina del cine. Lo que hacía falta era tener el control creativo.
-N.R.: Eso, si no sos productor, no lo tenés. Es como pasar de dibujar a atender el teléfono. No está nada mal.
-¿Tienen algún hobbie además del dibujo y la animación?
-Niño: No, porque hacemos lo que nos gusta. No sólo no queremos un hobbie sino que nos gustaría pasar más tiempo haciendo esto.
-Manu: Todo lo que podamos hacer, está relacionado con esto, libros, cine, etc.
-Niño: La clave está en dar vuelta el concepto económico, entonces, hacemos lo que nos gusta porque tarde o temprano alguien lo va a venir a comprar. El capitalismo es así. Si vos producis algo, encontras el cliente. El problema es cuando alguien hace algo que no es ni chicha ni limonada, que es copiado, que no te gusta. Cuando haces algo que es posta, que es lo que te sale, el cliente aparece.
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