Lucas Varela

imprimir página


 Varela es uno de los nuevos talentos del mundillo del cómic argentino, aunque también se especialice en ilustraciones de portadas y artículos de revistas. Dueño de un estilo "claro" y de estética caricaturesca, dista mucho de ofrecer un trabajo apto para todo público.

Nació en 1971. Es diseñador gráfico, infografista, ilustrador y dibujante de historietas. Sus trabajos han aparecido en medios locales como el diario Clarín, La Nación, TXT y Rolling Stone, y en medios extranjeros como GQ Magazine de Francia. En la revista Genios, dedicada a los más chicos, firmó una historieta con el seudónimo de Mr. Zombie.









¿Cómo fue tu formación como dibujante? ¿Quiénes fueron tus maestros? O también: 
¿quiénes fueron y son tus “referentes” en el dibujo? 

No tengo una formación académica. Soy dibujante por intuición. Ayudó a mi formación 
como dibujante la carrera de diseño, sobre todo a ampliar mis conocimientos estéticos y 
morfológicos. Si bien esta carrera no se basa en el aprendizaje del dibujo, el diseño 
gráfico es una disciplina que le aportó enormemente al lenguaje gráfico que utilizo. No 
tengo ningún maestro mas allá de los que veía en mi época de formación. Mis referentes 
son muchísimos. No puedo precisar exactamente qué corriente ni qué estilo es el que 
cataloga mi trabajo artístico, pero seguramente los artistas de cómic son los que más me 
influenciaron. Sobre todo el under norteamericano y la historieta francesa. 





¿Qué tipo de aprendizajes te permitió hacer la práctica profesional, el dibujo como un 
trabajo remunerado? 

Después de la carrera de diseño entré a trabajar en la sección de Infografías del diario 
Clarín. Estuve seis años metido en la redacción del diario haciendo trabajos gráficos muy complejos y resolviendo situaciones día a día. Fue un trabajo que me dio mucha práctica. 
Por suerte no hago más infografías. Es muy agotador. 




¿Qué lugar ocupa el cómic en el campo de las artes visuales? 

Para mí, el cómic tiene más conexión con el lenguaje literario que con las artes visuales. 
El cómic se decodifica mediante la lectura y su base es el relato. Es por eso que no 
comparto la idea de las muestras de cómics como si  fuesen pinturas. Esto lo saca de 
contexto. También hay una falsa idea que se genera  cuando ciertos artistas plásticos 
utilizan estilos que remiten al cómic o al manga.  Estos artistas como Takashi Murakami o 
Aaron Noble, que hacen obras de una calidad enorme, sólo utilizan la capa externa del 
cómic para enriquecer su propuesta artística. Pero lo más importante, que es la narrativa, 
no lo utilizan. 


Si es cierto que el cómic se conecta más bien con el lenguaje literario, a partir del 
relato: ¿qué géneros o qué autores de literatura te interesan, o a partir de cuáles de ellos 
trabajás para crear tus historias (Carlos Trillo, por ejemplo, en el prólogo de Estupefacto, 
se refiere al Conde de Lautréamont, a Sergio Bizzio, Philip K. Dick, y también a Copi)?


Creo que en mi vida he leído más historietas que otra cosa. Tengo una torre enorme de 
novelas gráficas, TPBs, y álbumes franceses que están pendientes de ser leídos. Por 
ahora estoy abocado a esto.  En cuanto a literatura, el último libro que leí es La Carretera, 
de Cormac McCarthy y me encantó. Y ahora estoy leyendo El matrimonio entre el cielo y 
el infierno, de William Blake. En cuanto a los que me preguntás, no tengo idea de quién es 
el Conde de Lautréamont, leí sólo dos cuentos de Bizzio, de Dick solo leí  Ubik hace 
milenios y a Copi no lo tenía hasta que apareció en la Fierro (¿no es historietista Copi?). 



¿Qué es la “historieta argentina”? ¿Tiene sentido para vos inscribir todavía la historieta 
en un corpus o conjunto de tradiciones “nacionales”? ¿Hay una “nacionalidad” en el 
trabajo que vos hacés, o que otros están haciendo en esta época? 

No creo mucho en las banderas. Apoyo a todos los artistas que salgan del mismo 
contexto que el mío, por todas las dificultades que se viven, más que de los países donde 
las facilidades son enormes. Pero no creo que haya un lenguaje de cómic nacional. Me 
siento menos identificado con un artista que viene de Rosario, como El Tomi, que con uno 
que vive en Tel Aviv, como Rutu Modan, por ejemplo. No creo en los nacionalismos, sí 
creo en los individuos. Decir que hay una historieta argentina es generalizar todo. 
                                                           



¿cómo te relacionás o qué sentís frente a una propuesta como la de la revista Fierro, que 
presenta justamente ese lema? 

Me pasa lo que sienten muchos lectores, y es que me parece muy despareja. Creo que 
hay una brecha generacional entre los autores de los 80’s que vuelven a publicar ahora y 
los nuevos autores que aparecieron en el under de los 90’s y ahora publican en Fierro. La 
diferencia de calidad, temáticas y compromiso es muy diferente entre unos y otros. En la 
Fierro de hoy hay autores que en los 80’s se expresaban con una voz adecuada para la 
época, y ahora no sólo son anacrónicos, sino que también son una triste parodia de sí 
mismos (salvo Carlos Nine, que es un autor maravilloso). En cambio la calidad enorme 
que tienen los trabajos de Calvi, Salvador Sanz, Juan Sáenz Valiente, Pablo Túnica, 
Lucas Nine y Minaverry, me llenan de entusiasmo y me comprometen para estar a su 
altura. 
Me parece que es muy difícil hablar de una historieta argentina teniendo tantos estilos y 
propuestas diferentes. No me parece que autores con vivencias tan diferentes, que se 
evidencian en sus propuestas narrativas, deban estar catalogados bajo un mismo rubro, el 
de historieta argentina, solo por el hecho de pertenecer al mismo lugar. Además, ahora en 
la Fierro está publicando Adao Iturrusgarai, que es un excelente historietista brasilero. Yo 
a las banderas se las dejo a los militares.



¿Qué cosas comunica la imagen, para vos, que no puede comunicar de ninguna 
manera la palabra? 

Supongo que refleja de la mejor manera el inconsciente. 



¿Y qué cosas del inconsciente se articulan en tus imágenes? O en todo caso: ¿existe 
para vos algo como un “inconsciente social”? ¿Hay imágenes que lo reflejen? 

El uso del inconsciente en el arte, muy explorado por los surrealistas, necesita un 
análisis que no me siento capacitado para hacer. Mi acercamiento al surrealismo es más 
que nada intuitivo. Prefiero dejar que los dibujos hablen por mí. Tratar de explicarlos, se lo 
dejo a los analistas y a los teóricos



¿Cuáles son hoy los espacios disponibles para el dibujante argentino en el mercado? 

Si sólo sos dibujante de cómic, el espacio disponible para publicar es muy limitado. Yo 
me desempeño más como ilustrador editorial y diseñador gráfico. El campo para esta 
disciplina es más amplio, hay gran variedad de revistas y diarios y el dibujo hoy en día es 
muy utilizado para completar notas periodísticas. El campo de la publicidad es distinto. Lo 
único que me dejó fueron experiencias nefastas.
                                                           




¿Quiénes son tus lectores? Es decir, ¿dónde encontrás a tus lectores, en quiénes 
pensás, qué tipo de lectores responden a lo que vos proponés? 

No tengo idea de quiénes son los lectores. Salvo la respuesta que recibo de personas 
cercanas, no tengo otro tipo de devolución por el trabajo que hago. Creo que al único 
lector al que me dirijo es a mí mismo, a lo que a mí me gustaría leer. 






¿Cuáles son las fuentes de tus dibujos? Es decir, ¿de dónde viene esa “información” 
que desplegás en ciertas láminas? Muchas veces, tus láminas, como algunas tapas para 
la Fierro (N° 8 y 14), parecen estar construidas a partir de un concepto, un eje conceptual 
que ordena las cosas. ¿Podés describir el proceso de tu creación; cómo llegás a concebir 
tus imágenes? Por ejemplo: parece a veces que en tus ilustraciones se representa la 
suciedad como vida, otras veces lo microscópico se  sobredimensiona. ¿Podrías 
hablarnos de esa “suciedad”, de esa exposición de lo ínfimo? 

Creí que con mi dibujo seguía la tradición de la “línea clara”. Pero me doy cuenta de 
que mi intención es corromper ese mundo impoluto del grafismo hergeano con la mugre. 
La suciedad marca el grado de descomposición de un lugar o de una persona. La casa de 
Guastavino se va ensuciando a medida que se vuelve más loco. Si nos dejamos estar, la 
mugre nos va a tapar. Parece que tiendo a llenar todo de suciedad como  signo de 
rendición y de abandono.  
                                                           


¿Cómo dibujás un rostro, qué cosas intervienen en el proceso de constitución de una 
cara? Por ejemplo, ¿por qué elegiste esa cara para Guastavino? ¿Cómo llegaste a pensar 
ese rostro? 
Con Guastavino quería hacer una semejanza con Peter Sellers, pero la historia 
requería que fuese más como una rata, así que lo hice medio petiso y con look de 
oficinista  looser de los años 60’s. Cuando empecé a dibujar la historieta, me entró 
preocupación porque creí que se parecía al “Señor López”, que también es un oficinista 
looser, pero Trillo me dijo que nada que ver. La cara de Guastavino tiene mucha síntesis. 
Me gusta jugar a deformar su rostro para ver hasta dónde aguanta. 



En el dibujo que hacés para la tapa de  Estupefacto se representan de algún modo 
todos los sentidos. El sabor en el café, el tacto en el acto de agarrar la esfera, la vista en 
la observación de un sujeto en la parte posterior,  el olor en los pescados debajo de la 
mesa, la audición en el canto del pajarito. Nos parece interesante saber qué pensás sobre 
el "cuerpo" como tema de una imagen, como objeto de representación. 
Este análisis de la portada de  Estupefacto me parece sumamente interesante. 
Realmente no tuve conciencia de todos estos factores mientras hacía el dibujo, pero la 
intención de sacudir un poco los sentidos está. Lo onírico de las iconografías que utilizo 
en la imagen conduce a interpretaciones diversas



En “El síndrome Guastavino” elegiste un trazo caricaturesco, una gráfica cercana a los 
cartoons, para representar hechos terribles. ¿Cómo llegaste a ese estilo, a esa suerte de 
extraña combinación entre técnica y tema? 
Creo que el choque de la historia medio oscura y patética con el dibujo cartoon crea una 
leve perturbación en el lector. 


Varios de tus trabajos expresan cierta fascinación por la gráfica y la literatura concebida 
o producida "para niños". ¿Qué elementos diferenciales u originales te ofrecen o 
encontrás en los géneros del "imaginario infantil", o de la "cultura infantil"? 
Me siento muy alejado de la literatura infantil. Valoro mucho lo que hace el grupo 
"Banda Dibujada", de promover la historieta infantil, pero mi voz como autor se centra en 
el lenguaje y los sentimientos adultos. Los trabajos que hice para el público infantil fueron 
siempre con la colaboración de Trillo y Maicas. La verdad es que no tengo contactos con 
niños, nunca tuve uno en brazos y sus presencias me causan bastante rechazo. 



En tu opinión: ¿para qué sirve "Paolo Pinoccio”? ¿Cuál es el destino del mentiroso? 

No hay ninguna alegoría detrás de  Paolo Pinoccio. Es simplemente un antihéroe que 
utilizo para divertirme llevándolo al infierno y ver qué pasa. Espero poder hacer más 
historias con él.




Las imágenes de aquí abajo son ilustradas por Lucas Varela y guionadas por Alejo Valdearena