En un lejano futuro, en el que se han superado las guerras, la gente enferma y muere de puro aburrimiento. Desesperados, los gobernantes encargan a "El Ñato", también conocido como "El Sueñero", un mercenario implacable aficionado al mate, que surque las aguas del Tiempo y la Fantasía para llegar a distintos lugares y épocas donde reclutar entre los héroes, reales y míticos del pasado, luchadores para el “Sirko Roman-Ho”, que sepan entretener con su belicosa energía ilusión por la vida a los habitantes del futuro.
El Sueñero” se publicó serializada en 1984 en la revista Fierro al cancelar Toutain el encargo que había realizado a Breccia para su publicación en Europa antes que el autor terminara la obra. Breccia aprovechó el material que llevaba dibujado para elaborar una obra extraña y sorprendente en la que, bajo el armazón de una historieta de corte fantástico, hacer apología de su ideología montonera y realiza una crítica feroz y con fuertes elementos anglófobos -sólo habían pasado dos años de la Guerra de las Malvinas-. a las injerencias extranjeras en la política interna argentina, reivindicación muy en boga en aquellos años. Breccia, a partir del quinto capítulo de la obra, da un giro completo al planteamiento inicial, e incorporando mitos del folklore argentino a la historia, como el lobizón y su “alter ego”, Don Churrique, que no es otro que un trasunto del mismo autor, Breccia hace una reivindicación de Argentinismo frente a las influencias imperialistas personificadas en el monstruoso y ambiguo "Grihn-gó". Precisamente, ese posicionamiento político, hizo que “El Sueñero” fuese, en su momento, una obra tildada de subversiva, provocando más de un problema a Breccia.
“El Sueñero” es una de esas grandes obras inclasificables, polémicas y provocadoras que levanta tantos amores como odios, una de las obras más personales de un dibujante imprescindible. No les decepcionará.